SUATEA ante la propuesta de reforma del Estatuto de Autonomía

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El SUATEA lamentamos que el PP siga enrocado en su postura inmovilista tocante a la oficialidad. Parece ser que lo que es bueno al oeste de la Ría del Eo es malo al este, lo que crea riqueza y concordia en Galicia produce enfrentamiento y pobreza en Asturies. 

Pese a que pasa el tiempo y la mayoría social asturiana reivindica la oficialización de su lenguas propias, la posición del PP no cambia: considera la oficialidad como una imposición a los asturianos de una lengua, la oficializada, a la vez que generará ruptura y enfrentamiento social entre la ciudadanía asturiana. 

Esta visión distópica de un futuro con la oficialiciación de nuestras lenguas  propias donde las personas se peleen, o donde se les impone la utilización de una u otra, choca frontalmente con las realidades peninsulares de los territorios donde convive en perfecta armonía la ciudadanía que emplea una o más lenguas: en Portugal mirandés (asturllionés), Vall de Arán (castellano, catalán y aranés), País Vasco (castellano y euskera), País Valenciano (valenciano y castellano), Cataluña y Baleares (catalán y castellano) o nuestra vecina Galicia donde lleva gobernando el PP décadas (gallego y castellano). 

De seguir en su postura inmovilista, el PP, como buen conservador que es, asegura la pervivencia del pasado y el presente, en un futuro de discriminación lingüística de los y las hablantes de asturiano y gallego-asturiano convertiéndolos en perpetuos ciudadanos y ciudadanas de segunda en Asturies, y en el estado español. El PP aún no quiere admitir que la oficialidad no es otra cosa que el justo reconocimiento de derechos a una parte de la sociedad que los tiene vulnerados. 

Gracias al trabajo de los movimientos sociales de reivindicación lingüística hemos conseguido hacer llegar las demandas de oficialización y normalización al ámbito político institucional con el cambio histórico de postura del PSOE, ahora favorable a la oficialidad, y la asunción del calificativo de asturianistas también por parte del PP y PSOE. 

El asturianismo del PP es un asturianismo esquizofrénico. Afirman querer mucho nuestras lenguas, por contra  ponen tantos peros a su amor que se transforma en un odio manifiesto: no se pueden imponer esas lenguas artificiales, con ellas adoctrinan, no son lenguas son inventos, son dialectos, hay muchos bables, no se puede tirar el dinero en su enseñanza o promoción… Su reciente y falso asturianismo pervierte este concepto para convertilo  en cachopismu, en folclorismu jaranero de pin y pañuelo que esconde un autoodio persistente a nuestras señas identitarias.

El asturianismo del PSOE y Barbón, como él mismo asegura, hay que demostrarlo con compromisos y hechos. Como presidente y líder del partido mayoritario del gobierno tienen mucho por hacer: cumplir en todos los términos la Ley de Uso;  respetar la toponimia oficial; asegurar la presencia del asturiano y el gallego-asturiano en la RTPA como mínimo en iguales condiciones que el castellano; o dignificar la enseñanza de nuestras lenguas y las condiciones laborales precarias del profesorado impulsando el reconocimiento de la especialidad, la estabilización de los puestos y el acceso a la función pública. La oficialidad es muy importante, la normalización y la acción: imprescindibles.

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