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En la jornada informativa celebrada en la mañana de ayer sobre el nuevo modelo de Formación Profesional, la Consejería de Ciencia, Innovación y Universidad expuso la importancia de la participación e implicación de las empresas para el éxito de la futura FP, junto a una representación, mayoritariamente masculina por cierto, del alumnado, el profesorado de FP y las empresas colaboradoras. Todo parece indicar que estamos ante un nuevo nicho de mercado.
Desde SUATEA y la Confederación de STEs nos hemos mostrado en repetidas ocasiones muy críticos con esta nueva ley, ya desde los primeros borradores, dadas las implicaciones negativas que tendría para el personal docente y para la formación del alumnado.
La nueva FP minimiza el papel del profesorado, ya que traslada sus funciones a los trabajadores de las empresas, desde ahora corresponsables de la formación del alumnado, pero a los que no se pide titulación ni capacitación metodológica alguna. El profesorado, suponemos, verá aumentada su carga de gestión a la vez que se les reduce la propia carga docente. Y todo esto con la excusa de un aumento de la empleabilidad que tampoco se concretó ayer en absoluto.
Además, la nueva Ley de FP no crea nuevas plazas públicas presenciales, sino que planea que centros privados realicen una oferta “sostenida con fondos públicos“, dando todo tipo de facilidades para que impartan FP online. Se trata de “conciertos” donde organismos empresariales de todo tipo ejecutarán enseñanzas de FP con financiación pública.
Si bien hay aspectos de la propuesta que nos resultan positivos, como la necesidad de comunicación constante entre centros educativos y empresas, o de que sea la empresa la que aporte cierto sentido práctico y actualización tecnológica a las competencias curriculares adquiridas en el centro educativo, parece que el Gobierno asturiano pretende que hagamos un acto de fe en relación a los supuestos beneficios del modelo dual con los ya habituales argumentos de que “en Centroeuropa es lo que funciona”. Y poco más.
En definitiva, la privatización es la gran ganadora de esta nueva Ley de FP, y tanto la formación metodológica como la experiencia docente del profesorado verán reducida su importancia de manera drástica.
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