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Ni siquiera en el momento de mayor debilidad política y parlamentaria, crisis interna y desapego de sus bases, el PSOE es capaz de cumplir con su promesa de luchar por la derogación de la LOMCE, una demanda compartida por asociaciones de madres y padres, profesorado, sindicatos, estudiantes y comunidad educativa en general. Amén de ser una promesa de todos los partidos políticos de la oposición en la anterior legislatura.
La propuesta del PSOE en el congreso supone un auténtico engaño, pues se limita a pedir que no se aplique lo poco que queda por aplicar de la LOMCE, para lo que propone una moratoria en los efectos académicos de las reválidas, algo que ya contempla la LOMCE para este curso en su calendario de implantación y que el propio Rajoy ya había ofrecido en su debate de investidura. El PSOE ni siquiera es original en sus trampas.
Proponen algunas otras cuestiones como que la asignatura de religión no sea evaluable (no que sea suprimida del currículo), o que el nombramiento de los directores vuelva a recaer en los consejos escolares de los centros (cuestión importante); pero no cuestionan el núcleo duro de la ley.
Tampoco hay ninguna referencia a la financiación del sistema educativo (de los más bajos de la UE), al número de alumnos por aula, que se ha incrementado, ni a las condiciones laborales del profesorado sumido en un proceso de burocratización creciente.
Tampoco parece que vaya a cuestionar la financiación pública de centros privados (eufemísticamente conocidos como “conciertos educativos”), auténtico cáncer de la equidad de nuestro sistema educativo. La defensa de la escuela pública no parece ser una prioridad del grupo parlamentario socialista.
Y mientras tanto, profesorado y alumnado, especialmente el de 2º de bachillerato, siguen sumidos en una incertidumbre que, a medida que pasa el tiempo, se convierte en indefensión al desconocer, por ejemplo, a qué tendrán que enfrentarse al finalizar sus estudios de bachillerato a seis meses vista.
En Asturias, la situación no es mucho mejor. La Consejería de Educación, Cultura y Deporte nos tiene acostumbrados a una doble moral consistente en condenar una ley, la LOMCE, que luego aplican diligentemente, como ocurrió el curso pasado con las reválidas de 6º de Primaria. No ha contribuido a solucionar la incertidumbre de las reválidas, mantiene las jornadas laborales más largas del profesorado en el Estado español (incumpliendo una modesta promesa del consejero consistente en reducir una hora complementaria semanal de su horario), vincula parte de las retribuciones a la superación de una evaluación, algo único en el Estado, que, además, excluye a parte del profesorado, ningunea a los sindicatos que tienen que hacerse oír a base de sentencias judiciales que, una y otra vez, condenan a la administración educativa, y hace oídos sordos a las resoluciones aprobadas, muchas por unanimidad, en la Junta de Personal. Por no hablar de las deficiencias estructurales de muchos centros, el cierre de otros, o la permanencia de alumnos en barracones durante años.
Desde SUATEA, seguimos exigiendo la total derogación de la LOMCE, el establecimiento de una nueva ley que priorice inequívocamente a la escuela pública mediante una dotación presupuestaria y de personal que permita que la igualdad de oportunidades no sea mera retórica, especialmente en estos momentos de precariedad y pobreza extendida y creciente. Sobran razones pues para apoyar la huelga convocada por el Sindicato de Estudiantes para el próximo 24 de noviembre.
Por todo ello, consideramos que la propuesta del PSOE es un mero “lavado de cara” envuelto en palabras grandilocuentes como que la LOMCE es “una contrarreforma segregadora e intervencionista que ataca directamente a la igualdad de oportunidades”, pero que no aborda el fondo del problema, dejando la “solución” para el futuro.
Uviéu, a 15 de payares de 2016
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