Un 1 mayo especial

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Si el pasado año la celebración del 1º de Mayu estuvo marcada por la pandemia y el confinamiento, este año 2021se ha caracterizado por ser una continuidad del anterior en lo referido a la evolución socio-sanitaria y una profundización en el proceso de desmovilización social facilitado por las medidas de carácter restrictivo que han limitado mucho las posibilidades de encuentros para organizar acciones de carácter colectivo. 

En este contexto, vemos que la imposición de políticas neoliberales sigue su curso. Así, tenemos que considerar el mantenimiento de las reformas laborales de los años 2010 y 2012, firmadas por gobiernos del PSOE y PP respectivamente. Todo un ejemplo de la hegemonía ideológica de la derecha.

Entre otros aspectos, ambas reformas han contribuido a precarizar de forma decisiva las condiciones laborales en el mundo del trabajo. Con el objetivo de flexibilizar la regulación laboral se introdujeron cambios para abaratar los despidos, la contratación precaria, la disminución de costes salariales etc. que han generado una creciente inseguridad laboral y un aumento extremo de las cifras de paro que se justifican con la crisis económica y la pandemia. 

El modelo de “Sociedad del bienestar” hace aguas por todas partes. La política neoliberal de adelgazar el sector público y privatizar nos lleva a situaciones como la que nos toca vivir marcada por un fuerte incremento de personas vulnerables. 

La pandemia ha servido para poner en el centro de nuestras preocupaciones la importancia de luchar por el mantenimiento de los servicios públicos. Sanidad, transporte, ayuda a dependencia o Educación, de carácter público y por citar algunos, son la garantía de poder atender las necesidades crecientes que tiene planteada nuestra sociedad caracterizada por un creciente grado de vulnerabilidad y exclusión social.  Es posible que el sistema capitalista no haya inventado la pandemia, pero es responsable de sus efectos, puesto que ha saqueado, durante años, ciertas regiones del mundo que se quedaron sin infraestructuras, equipos y personal sanitario. Ese mismo sistema es el que destruyó los servicios públicos allá donde existían. 

En realidad tenemos que insistir en lo evidente y es que la base misma del sistema capitalista no es satisfacer las necesidades de la población sino la apropiación por parte de unos pocos de los beneficios del trabajo de la mayoría de la gente. 

Mantener el sistema de patentes de las vacunas es optar por condenar a muerte a millones de personas en el mundo. Las empresas farmacéuticas deben poner sus conocimientos al servicio de la humanidad y no para beneficio propio. 

En lo que nos afecta como docentes, la situación no mejora. Durante años se aplicaron importantes recortes en nuestro campo, llevando a la Escuela Pública a una situación al borde del colapso.  Tardaremos años en recuperarnos de las consecuencias de los recortes. La llegada de la pandemia ha puesto de manifiesto las dificultades que tenemos que afrontar en unas condiciones  muy precarias por  la escasez de recursos económicos. SUATEA insistió desde el verano de 2020 en la necesidad de garantizar la presencialidad de la labor docente y para ello era necesario reducir ratios de alumnado por aula y aumentar el volumen de contrataciones de profesorado para poder contar con una plantilla que pudiera cubrir las nuevas necesidades manteniendo una educación de calidad. La Administración hizo oídos sordos y tomó decisiones que han llevado al conjunto del profesorado a una situación marcada por la desregulación absoluta de las condiciones laborales.

Mientras el personal docente ha cumplido con su función de actividad esencial haciendo frente a las necesidades surgidas con la pandemia y garantizado el cumplimiento de su función educativa: la continuidad del proceso de enseñanza-aprendizaje de nuestros menores. 

La jornada internacional de lucha de las y los trabajadores del 1 de mayo es una oportunidad para recordar la importancia de la solidaridad internacional de nuestra clase social. Hoy, como ayer, seguimos creyendo necesaria la construcción de una herramienta internacional necesaria para todas las fuerzas sindicales que reivindican y practican un sindicalismo anticapitalista, autogestionario, democrático y ecológico, que sea  independiente de la patronal y de los gobiernos, internacionalista y que luche contra todas las formas de opresión (machismo, racismo, homofobia, xenofobia), un sindicalismo que haga referencia a la democracia obrera y a la autoorganización de las y los trabajadores.

Por todo ello, Hoy más que nunca, 1º de Mayo

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