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Todas las semanas los hombres machistas matan a mujeres, agreden a mujeres, las hieren de gravedad, las violan, las acosan. Algunas de esas semanas los hombres machistas asesinan a más de una. Los partidos políticos de extrema derecha y otras personas sin filiación política, consciente al menos, niegan estos hechos cuando eliminan el adjetivo “machista” pretendiendo aparentar que se trata de violencia a secas o “genérica”; que los hombres no matan a las mujeres por ser mujeres, sino que la violencia es aleatoria, inespecífica, y se cierne sobre cualquier ser humano. Es decir, que si las víctimas son mujeres es fruto de la casualidad y no fruto de una estructura social diseñada para favorecer a unos y someter a otras. Eso es negar la existencia de la violencia machista y NEGAR LA VIOLENCIA MACHISTA TE HACE CÓMPLICE.
Por ello, es necesario denunciar cada asesinato machista y recordar el número y los nombres de las que ya no están. Desde aquí nuestro apoyo y reconocimiento a Les Muyeres de La Escandalera por su lucha constante.
LISTADO DE FEMINICIDIOS Y OTROS ASESINATOS DE MUJERES EN ESPAÑA 2023
Fuente: Feminicidio.net https://feminicidio.net/listado-de-feminicidios-y-otros-asesinatos-de-mujeres-cometidos-por-hombres-en-espana-en-2023/
Desde el 2009 hasta el 2022 se han interpuesto más de dos millones de denuncias por violencia contra la mujer en el Estado español. Es importante destacar que ha disminuido el número de mujeres asesinadas que habían denunciado a su agresor.
La denuncia es un primer paso pero ni es un fácil, ni es el único. Las personas que trabajan en la atención a mujeres víctimas de violencia machista conocen de primera mano las carencias existentes en el sistema de protección. Las medidas de prevención y protección no conciernen solamente a un Ministerio, sino que implican la planificación y actuación coordinada de varias instituciones y una dotación de personal especializado para que el Pacto de Estado sea realmente eficaz.
Como sabemos, la violencia machista parece ser una invariante antropológica que se extiende a lo largo del tiempo y el espacio y que se perpetúa y expresa en multitud de formas:
En España hay 2,5 millones de mujeres con discapacidad. El 20% de las mujeres asesinadas por violencia machista este año tenían alguna discapacidad acreditada. De manera que el riesgo de sufrir violencia machista es cuatro veces mayor que en el resto de la población femenina. En algunos casos, la discapacidad está causada por la violencia ejercida contra la mujer durante el embarazo, causando también lesiones en el feto.
A nivel europeo, un titular calificaba con suspenso al continente: “en legislación sobre violencia machista: El 22% de las mujeres han sufrido violencia de género”. Entre las universitarias, dos de cada tres, pertenecientes a alguno de los estados miembros, han sufrido violencia machista; solo el 13% lo denuncia. Los estudios realizados no solo hablan de una violencia extendida y normalizada en todos los campus europeos, sino también invisibilizada.
Las mujeres racializadas y migrantes son las más vulnerables por la situación de irregularidad administrativa en la que las mantienen (trata con fines de explotación sexual), la dependencia por falta de recursos económicos, la precariedad labora alternativa a la prostitución y el desconocimiento del idioma, entre otros factores.
En África, el nivel de violencia sexual es 14 puntos más elevado que en Europa.
El “hiyad” es un elemento de control hacia las mujeres, como los matrimonios forzados, los crímenes de honor o el repudio familiar – exclusión de la comunidad son algunos de los riesgos a los que se exponen las mujeres musulmanas.
En el sudeste asiático mueren más mujeres por estos crímenes que en el conflicto armado. Las víctimas crecen a medida que reivindican sus derechos.
América Latina se encuentra en alerta máxima por el aumento de feminicidios. Después de la pandemia, los asesinatos de mujeres se han disparado a pesar de los esfuerzos sociales y de las entidades públicas.
No queremos, ni debemos, dejar de denunciar el sistema de dominación patriarcal que imponen y perpetúan los diferentes dogmas religiosos. Todas las religiones son machistas.
En las Sagradas Escrituras de la religión católica, la más practicada en nuestro Estado, podemos leer las siguientes perlas: “El nacimiento de una hija es una pérdida” (Eclesiastés 22,3). “Parirás tus hijos con dolor. Tu deseo será el de tu marido y él tendrá autoridad sobre ti” (Génesis)
En la Torá: “Bendito seas Dios, Rey del Universo, porque tú no me has hecho mujer”
En el Corán: “Los hombres son superiores a las mujeres, a causa de las cualidades por medio de las cuales Alá ha elevado estos por encima de aquellas”
En muchos países, incluso en los democráticos, la religión sigue incrustada en sus instituciones y continúa penalizando la vida de las mujeres, hurtándoles derechos como el acceso a la educación, al aborto o a la anticoncepción, entre otros; obligándolas a contraer matrimonios concertados, a cubrirse de la cabeza a los pies, a callar y cuidar.
Pero ahora hay una nueva herramienta que, si bien sigue sin estar al alcance de todas, ha servido para dar voz a muchas: las redes sociales.
#MeToo #SeAcabo
La periodista Cristina Fallarás, al hilo de lo ocurrido con la futbolistas Jenny Hermoso, abrió la posibilidad de que cientos de mujeres denunciaran públicamente el acoso y la violencia sexual a que han estado sometidas en el mundo laboral. Pero también encontramos relatos de abusos en la infancia, dentro del ámbito familiar
Bien es sabido que las redes sociales, en tanto que herramienta, también sirven para perpetuar las estructuras de dominación sobre las mujeres, y qué duda cabe sobre su enorme poder de difusión e influencia, aparentemente incontrolable. A modo de introducción, para acercarse y reflexionar sobre esta nueva realidad, no dejen de ver los dos primeros episodios de la serie documental “Generación Porno”* dirigida por Oiane Sagasti que cuenta con testimonios de adolescentes, sus familias y personas expertas, sobre sexo, relaciones sexuales y acceso a contenidos pornográficos. La educadora social Marina Marroquí, entre las colaboras que aparecen en los dos primeros capítulos, ofrece datos suficientemente alarmantes como para empeza a actuar: el 88% de los vídeos porno online contiene violencia física contra las mujeres. Los libros de esta especialista en violencia contra las mujeres son de obligada lectura: MARROQUÍ, M. (2017). Eso no es amor: 30 retos para trabajar la igualdad. Planeta. y (2021) Eso no es sexo: ¡Otra educación sexual es urgente! Destino. También recomendamos la webinar de la Organización de Mujeres, impartida por Mónica Alario Gavilán a través de nuestro canal de la Confederación Intersindical.
Por todo ello, desde la Secretaría de la Muyer del SUATEA y la Organización de Mujeres de la Confederación Intersindical exigimos una formación feminista obligatoria que incluya, de inmediato, la educación sexual por parte de formadoras expertas en la materia.
*https://www.eitb.eus/es/nahieran/documentales/generacion-porno/5748/
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