Huelga feminista 8M: la huelga más necesaria

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El pasado año, la (in)justicia patriarcal nos dio sobrados motivos para tomar las calles. El caso de Juana Rivas y la sentencia de “La Manada” evidenciaron los cimientos machistas sobre los que se asienta el sistema judicial. Por primera vez, muchas mujeres tomaron conciencia de lo que significa estructura patriarcal o violencia estructural. Esto provocó concentraciones en las Audiencias Provinciales y otras sedes judiciales con el objetivo de desenmascarar los cimientos patriarcales del sistema y exigir los cambios legislativos necesarios para sentirnos realmente amparadas por la justicia. En este punto, conviene recordar que en el Estado español se produce un caso de violación cada ocho horas y que no estamos dispuestas a seguir consintiendo que los culpables gocen de los privilegios de un sistema que abarata condenas, mientras revictimiza a las mujeres. Es urgente corregir la escasa o nula formación especializada que tiene, en la mayoría de los casos, el personal que atiende a las víctimas.

La presión ejercida a través de todas estas concentraciones forzó a los grupos parlamentarios a aprobar por unanimidad una enmienda a los presupuestos  generales que devolvía al Pacto de Estado contra la Violencia de Género los 200 millones de euros acordados inicialmente en lugar de los 80 a los que lo habían reducido.

2018 fue también el año en que SUATEA, junto a las secretarías y áreas de la mujer de los STEs, junto a otras organizaciones feministas, participó en la elaboración del Informe Sombra al Convenio Estambul sobre prevención y lucha contra la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica. Este Convenio, ratificado por el Gobierno de España en 2014, suponía la asunción de una serie de medidas sociales y legislativas que debían ponerse en marcha en un plazo de cuatro años. Sin embargo, según el análisis realizado por las organizaciones feministas, el Estado Español incumple la mayoría de los compromisos adoptados, en tanto que la mayoría de esas medidas no han llegado a ver la luz.

En el plano internacional, el resurgir del movimiento feminista se ha manifestado en Estados Unidos ante el ascenso de Donald Trump a la presidencia con la Women´s March, para denunciar la misoginia mostrada descaradamente por este individuo. Desde 2017, millones de personas marchan anualmente hacia Washington en señal de protesta. En la costa oeste, las actrices de Hollywood promovieron la campaña #MeToo para denunciar los abusos sexuales que sufrían a manos de sus compañeros de profesión. Es probable que todos estos movimientos hayan facilitado que, por primera vez en su historia y en una cámara de mayoría republicana, la presencia de las mujeres supere a la de los hombres.

En Irlanda se legalizó la interrupción del embarazo y en Argentina, a pesar de no conseguir la aprobación del Senado, se logró llevar el debate al seno del Gobierno y de la Nación. Desde aquí, nuestro apoyo y sororidad.

Sin embargo, este resurgir feminista ha desenmascarado el machismo estructural de una sociedad que reacciona de forma virulenta ahora que ve tambalear sus privilegios, y así lo demuestra a través de continuos ataques a los derechos adquiridos por las mujeres tras años de incesante lucha. Este rearme del patriarcado, propiciado por los partidos políticos de derechas y amparado por sus abogados cristianos y comparsas mediáticas, es feroz. Véanse los planes del presidente del Partido Popular para repoblar ¡España! y otros discursos igualmente retrógrados que deforman la realidad para salvaguardar sus intereses machistas. Discursos que pueden causar estragos en una sociedad que no ha sido educada para la igualdad y contra la violencia, y que, por tanto, no ha adquirido los conocimientos necesarios para prevenir sus ataques, ni ha desarrollado la conciencia crítica necesaria para advertir su toxicidad.

En este contexto, desde SUATEA y la Organización de Mujeres de la Confederación Intersindical convocamos la Huelga Feminista 8M 2019 de 24 horas y os animamos a secundarla para exigir el cumplimiento inmediato de las 23 medidas recogidas en el EJE 1, punto 1.1. del Pacto de Estado contra la Violencia de Género, así como el impulso de la formación que garantice programas formativos especializados en prevención de la violencia a profesionales de la educación (EJE 5, DGVG nº230), la inclusión de indicadores de seguimiento de las actuaciones de la Inspección Educativa respecto de los planes de igualdad en los centros de educación primaria y secundaria obligatoria (EJE 6, DGVG nº 239), y el diseño de programas de prevención, detección y protocolos especializados en atención y actuación adaptándolos a las especificidades de las diferentes violencias sexuales. También exigimos que se desarrollen protocolos de intervención y detección precoz en todos los ámbitos de la Educación Intantil, Primaria, Secundaria, así como en el ámbito universitario (EJE 8, DGVG nº 254).

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