21 de junio: Día Internacional de la Educación no Sexista

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La escuela coeducativa se propone salvar todo lo positivo de la experiencia colectiva de las mujeres y de los hombres y acercarse a cada persona en su individualidad y singularidad para potenciar que desde su libertad vaya eligiendo quién quiere ser al margen de los estereotipos sexistas y cuál va a ser su colaboración a la justicia y libertad colectivas.
María José Urruzola Zabalza, 2003
Jornadas de trabajo con el profesorado de escuelas piloto del Proyecto NAHIKO

Pocos objetivos hay en la educación con mayor respaldo normativo que la coeducación. Obligan a educar para la igualdad tres leyes orgánicas y las correspondientes leyes de igualdad autonómicas y no es de ahora, ya existe esta obligación desde hace décadas. Cabría pensar, por tanto, que con una ley vigente desde 2004 (Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género), y las siguientes, la coeducación ya estaría “incrustada” o “automatizada” en nuestro sistema educativo.  No es el caso. De nuevo, en palabras de palabras de María José Urruzola Zabalza (2003): “estamos muy lejos de la Coeducación superadora de la normalización del sexismo, es decir, de las relaciones basadas en el esquema de dominación-sumisión entre hombres y mujeres, mantenido a través de la violencia.” Esto es un hecho comprobable, a día de hoy, en cualquier claustro.

Sabemos que la ley no lo es todo, que hay mucho papel mojado con forma de ley orgánica, que la realidad es que la igualdad no es fácil de llevar a las aulas y que las autoridades educativas prefieren ignorarla antes que ponerse manos a la obra. El servicio de inspección educativa lleva años ignorando el asunto a juzgar por la laxitud demostrada a la hora de asegurar el cumplimiento de una educación no sexista, de igualdad entre mujeres y hombres. La ley es transgredida con absoluta normalidad, de manera obvia, a la luz del día y sin repercusión alguna. 

Sabemos que la coeducación no llega por ciencia infusa a los centros educativos,  lo que sí llega es el sexismo -consúltese el magnífico estudio de Ana López Navajas, Ángel López García-Molins, et alii (2009) dentro del  proyecto de investigación TRACE Las mujeres en los contenidos de la Enseñanza Secundaria Obligatoria http://meso.uv.es/informe/) -. Entonces ¿con qué medios se pretenden hacer cumplir las leyes, si la falta de formación de buena parte del profesorado y de las propias autoridades educativas es totalmente nula?  No es que no existan materiales, bibliografía o personas con el conocimiento suficiente para impartir la formación adecuada. Sencillamente, no es un asunto prioritario. Conocemos todas las estrategias patriarcales para no trabajar la igualdad: ahora no es el momento, no sabemos hacerlo, ya lo haremos otro año, etc. También conocemos las caras de pasmo y sorpresa cuando hay violaciones en menores de edad, o cuando aparece la violencia de género en las primeras relaciones sexuales de la adolescencia. Entonces la sociedad se echa las manos a la cabeza y mira inmediatamente hacia los centros educativos reclamando educar la igualdad para erradicar el machismo, pero la indignación dura poco y nadie se pone de verdad a ello.

Por todo ello, desde la Organización de Mujeres de la Confederación Intersindical exigimos:

  • Coeducación como prioridad del sistema educativo para erradicar el sexismo de nuestras aulas y que la igualdad sea un aprendizaje desde los primeros años de la infancia.
    ¡FUERA EL SEXISMO DE LAS AULAS!
  • Formación obligatoria para toda la comunidad educativa, desde la conserjería a la consejería, o delegación, desde el servicio de inspección hasta el personal de limpieza, desde la universidad hasta la educación infantil.
    PARA EDUCAR LA IGUALDAD ¡FORMACIÓN FEMINISTA YA!.

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